El proceso de dos pasos para cambiar tu identidad
|10.64| Tu identidad surge a partir de tus hábitos. No naces con un sistema de creencias preestablecido. Cada creencia, incluido lo que crees acerca de ti mismo, es aprendida y condicionada a partir de la experiencia1.
|10.65| Para ser más preciso, tus hábitos son la manera como encarnas tu identidad. Cuando te haces la cama cada mañana, encarnas la identidad de una persona ordenada. Cuando escribes todos los días, encarnas la identidad de una persona creativa. Cuando entrenas todos los días, encarnas la identidad de una persona atlética.
|10.66| Cuanto más repites una conducta, más refuerzas la identidad asociada con dicha conducta. De hecho, la palabra identidad originalmente se deriva de los términos en latín essentitas, que significa 'ser' o 'existir', e identidem, que significa 'repetidamente'. Tu identidad es, literalmente, la repetición del existir.
|10.67| Cualquiera que sea tu identidad en este momento, tú crees en ella porque tienes evidencia de que existe. Si vas a la iglesia cada domingo durante veinte años, tienes evidencia de que eres religioso. Si estudias biología durante una hora cada noche, tienes evidencia de que eres estudioso. Si vas al gimnasio a pesar del mal tiempo, tienes evidencia de tu compromiso con el entrenamiento físico. Cuanta más evidencia tienes para conformar una creencia, más firmemente creerás en ella.
|10.72| Cada acción que realizas es un punto a favor para el tipo de persona en la que deseas convertirte. Una acción aislada no va a cambiar tu sistema de creencias, pero conforme los puntos a favor se acumulen, también se irán sumando las evidencias que soportan tu nueva identidad. Esta es una de las razones por las cuales el cambio significativo no requiere cambios radicales. Los pequeños hábitos pueden provocar una diferencia significativa al proveer evidencia de una nueva identidad. Y si un cambio es significativo, también es un gran cambio. Esa es justamente la paradoja de hacer pequeñas mejoras continuamente.
|10.73| Al poner todo esto en un mismo plano, podrás darte cuenta de que los hábitos son el camino que conduce al cambio de identidad. La manera más práctica de cambiar quién eres es cambiar lo que haces.
- Cada vez que escribes una página, eres un escritor.
- Cada vez que tocas el violín, eres un músico.
- Cada vez que empiezas a entrenar, eres un atleta.
- Cada vez que motivas a tus empleados, eres un líder.
|10.82| Las identidades renovadas requieren nueva evidencia. Si sigues promoviendo los mismos votos de siempre, vas a obtener los mismos resultados de siempre. Si nada cambia en el origen, nada cambiará al final. Se trata de un simple proceso de dos pasos:
- Decide qué tipo de persona quieres ser.
- Demuéstratelo a ti mismo mediante pequeñas victorias continuas.
|10.87| Primero decide quién quieres ser. Esto se aplica a cualquier nivel —para un individuo, para un equipo, para una comunidad, para un país—. ¿Qué deseas representar? ¿Qué tipo de principios y valores quieres defender? ¿En quién quieres convertirte?
|10.88| Estas últimas son grandes preguntas y muchas personas no saben ni siquiera cómo comenzar a lidiar con estos temas. Sin embargo, todos saben los resultados que desean obtener: abdominales marcados, o reducir sus niveles de ansiedad o incrementar su salario al doble. Eso está bien, es válido. Puedes comenzar desde el tipo de resultados que quieres alcanzar y luego ir hacia atrás y construir al tipo de persona capaz de obtener esos resultados. Pregúntate a ti mismo: «¿Quién es la persona que puede obtener los resultados que quiero alcanzar? ¿Qué tipo de persona puede perder 20 kilos de peso? ¿Qué tipo de persona puede aprender un nuevo idioma? ¿Qué tipo de persona puede iniciar una nueva empresa exitosa?».
|10.90| Este proceso te conduce a un sistema de creencias como el que sigue:
- Soy la clase de maestro que defiende a sus alumnos.
- Soy la clase de doctor que dedica a sus pacientes el tiempo y la empatía que requieren.
- Soy la clase de líder que aboga por sus empleados.
|10.96| Una vez que defines la clase de persona que quieres ser, puedes empezar a dar pequeños pasos para reforzar tu identidad deseada.
Ciertamente, hay algunos aspectos de tu identidad que tienden a permanecer sin cambios a través del tiempo —por ejemplo, si te concibes a ti mismo como bajo o alto—. Pero otras características o cualidades más complejas, ya sea que las concibas como positivas o negativas, son determinadas por tus experiencias de vida.